viernes, 21 de junio de 2013

Aseguró su legado Lebron James Y lo Heat Ya piensan En ser dinastía



Miami
Nada detuvo el juego arrollador del alero LeBron James, que a sus 28 años y con 10 temporadas en la NBA ha dejado atrás todas las dudas sobre su posible legado en el deporte del baloncesto al lograr su segundo título consecutivo de liga con los Heat de Miami.

Después de ser la estrella salvadora con el escolta Ray Allen en el sexto partido (103-100 en la prórroga) al remontar una desventaja de cinco puntos (89-94) a falta de 28 segundos para el final, en el séptimo James fue el líder arrollador que aportó un doble-doble de 37 puntos y 12 rebotes que aseguraron el triunfo decisivo de 95-88.

Su rendimiento en el campo estuvo muy lejos de lo que hizo cuando en el 2007, como líder de los Cavaliers de Cleveland, sufrió la gran frustración de perder por barrida de 4-0 las primeras Finales de la NBA que disputaba y ante los Spurs.

Esta vez, también ante unos grandiosos Spurs, James se reivindicó como el profesional que desde entonces ha mejorado en todas las facetas del juego y cumplió lo que dijo antes de iniciarse la serie por el título, al insistir en que era mejor jugador que en el 2007.

"No ha quedado ninguna duda de que soy mejor jugador y llegué a Miami para lograr títulos, como el que hemos alcanzado esta noche, segundo título consecutivo en tres temporadas, lo máximo que podía pedir", declaró James, de 28 años, que además recibió también el premio de Jugador Más Valioso (MVP). "Es lo último que uno sueña conseguir".

James se unió a Bill Russell y Michael Jordan como los tres únicos jugadores que han conseguido ganar el premio de MVP de la liga y de las Finales de la NBA en temporadas consecutivas, mientras que Larry Bird también consiguió en dos ocasiones la misma distinción, pero en años separados (1984 y 1986).

La estrella de los Heat, que ha comenzado a ser comparado con Jordan ante la posibilidad de que supere al legendario exjugador de los Bulls de Chicago, impresiona con su palmarés de cuatro premios MVP de liga, dos de las Finales y dos títulos en 10 temporadas de profesional.

Jordan tenía 34 años cuando completó 10 temporadas de profesional y había conseguido tres premios de MVP de liga, tres de las Finales y tres títulos de campeón.

"Escuchen, no me preocupa lo que cada uno haya dicho de mí", declaró James, mientras celebraba en el campo el nuevo título de liga y habló a los aficionados de los Heat. "Sé quién soy. Soy LeBron James, de Akron, Ohio. No debería ni estar aquí, y el hecho de que cada noche pueda entrar al vestuario y ver mi uniforme con el número 6 y James en la espalda..., simplemente estoy bendecido".

James reiteró que con esa "gratitud" que tiene por lo que Dios le ha dado, el resto de lo que puedan decir de él no le genera ningún problema.

"Mi responsabilidad es apoyar siempre a mis compañeros y seguir por el camino del triunfo cuando iniciemos de nuevo la competición el próximo año, lo que significa que en mente tenemos defender al máximo el título de campeones", subrayó James.

Nadie dentro de la organización de los Heat, comenzando por el presidente Pat Riley, el que hizo posible que en la temporada del 2011 James llegase a la franquicia para convertirla en una nueva dinastía, duda que ese objetivo no se pueda cumplir si James sigue creciendo como jugador y persona.

"Es su gran momento", destacó el entrenador de los Heat, Erik Spoelstra. "Siempre surge cuando más se le necesita y la competición está más difícil".

Ahora los Heat ya tienen tres títulos en su poder, dos conseguidos con James, que le dan toda la confianza que puede ganar bajo presión y que su legado como estrella está asegurado, al margen de lo que pueda pasar a partir de ahora.

"Nuestra meta será mejorar como equipo", destacó Spoelstra. "Sabemos que si logramos ese objetivo los triunfos también estarán ahí, pero como ha quedado demostrado hay que conseguirlos en el campo".

James está listo para el próximo reto deportivo, que no será otro que convertir a los Heat en la cuarta dinastía de la NBA, y eso significa que al menos tendrán que ganar dos títulos más de liga.

La misión no será fácil, pero con "King" James, el mejor jugador del mundo en sus filas, si decide continuar con ellos, la meta es posible de alcanzar y por eso en Miami ya se habla de dinastía.


Las lágrimas de los San Antonio Spurs por la derrota ante Miami Heat



Tim Duncan caminaba lentamente. Subió a la tarima, sacó su silla y se sentó. Con los hombros caídos, la cabeza gacha y su ánimo aplastado. Alzó los ojos, esperando las preguntas. Acababa de perder el título de la NBA ante Miami Heat. Por primera vez en su carrera, el veterano pívot disputó la gran Final y no la pudo ganar.

Mientras le planteaban la primera cuestión, el jugador se mantuvo inmóvil, con una mano en la cabeza, rascándose de forma nerviosa. Era un hombre destrozado. A sus 37 años había arrastrado a su equipo de nuevo hasta el play-off decisivo, a la lucha por su quinto anillo, pero San Antonio falló en los momentos decisivos.

Soltó un largo suspiro y afirmó que estaba "decepcionado". Con los ojos vidriosos, felicitó a su rival y lamentó las oportunidades perdidas. "LeBron (James) estuvo increíble y Dwyane (Wade), genial. Nosotros tomamos algunas decisiones malas", afirmó.

Cada pregunta ahondaba en su desilusión. Le costaba articular las palabras. Sufría por contener las lágrimas. No estaba para demasiadas historias. A un minuto para el final del séptimo partido, Tim Duncan superó la defensa de Shane Battier y lanzó un tiro que no acostumbra a fallar. Fuera por el cansancio, por la presión o la ansiedad, esta vez la pelota no entró y los Spurs perdieron la ocasión de igualar un choque que acabaron perdiendo por sólo cinco puntos (93-88). "Probablemente, este partido siempre me perseguirá", apuntó el pívot.

No fue esa bola fallada, sin embargo, la que más dolió a los jugadores de San Antonio. Si algo frustró a Duncan, Parker y compañía fueros los dos tiros libres fallados en el sexto partido, cuando vencían por cinco puntos a falta de 28 segundos. Tenían el título a tocar y lo dejaron escapar. Los Heat ganaron dos rebotes y mandaron el partido a una prórroga que resolvió Ray Allen con un triple in extremis. 

"Todavía tengo el sexto encuentro en la cabeza", aseguró Manu Ginóbili, quien no estuvo demasiado acertado en el choque decisivo, con cuatro pérdidas en momentos decisivos. "Jugamos un partido aceptable, aunque han acabado tirando más que nosotros. LeBron estaba on fire y Shane (Battier) también. Esas cosas pueden suceder. Pero estar tan cerca y sentir que estás a punto de agarrar el trofeo y luego ver como desaparece es muy difícil", explicó.

Durante un breve instante, los San Antonio Spurs fueron campeones de la NBA por quinta vez. Pero acabaron perdiendo. "No podría estar más orgulloso de mis chicos", explicó Gregg Popovich, intentando contener las lágrimas. "Lo que hemos logrado este año nadie lo esperaba. Hemos mostrado mucha fortaleza mental y un gran juego para llegar a donde llegamos." 

Popovich fue el primero que, nada más concluir el último encuentro, cruzó el campo para abrazar y felicitar a James y Wade. El veterano entrenador de los Spurs aseguró que había ganado el mejor equipo, pese a la gran serie que su equipo había realizado. "Con toda sinceridad, y aun en la derrota, me siento muy orgulloso de mi equipo".

"Hay muchas pequeñas cosas que podría haber caído de nuestro lado para ganar", explicó Ginóbili. "Hay una línea muy delgada, muy fina entre ser campeón y tener un buen verano o sentirse muy mal y decepcionado. Así que estoy tratando de poner las cosas en perspectiva, pero es muy difícil. Y los próximos días van a ser muy duros."

Tony Parker, que se quedó en el banquillo con 24 segundos por jugar, apoyó la decisión de su técnico y admitió que en el campo tenían que estar los mejores más entonados. "Estábamos cuatro puntos por debajo y había que poner a los mejores tiradores en la pista. Siempre confío en el juicio y las decisiones de Pop", respondió de forma diplomática el jugador francés. La derrota ya fue suficientemente dura como para ir buscando un culpable.

España Supero Un récord mundial frente a Tahití



La actual campeona del mundo, la selección española, no dio ni un respiro a Tahití, durante su segundo compromiso en la Copa Confederaciones, que se disputa en Brasil.

La "marea roja" no tuvo piedad ante los tahitianos y le propinaron 10 goles, seis en la segunda parte, en el estadio Maracaná, superando el récord mundial que ostentaba Hungría al derrotar 10-1 a El Salvador durante el Mundial de la FIFA España 82.

El partido pareció sentenciado desde el minuto 5 cuando el español Fernando Torres inició la goleada, que luego continuó Silva, 28 minutos más tarde al marcar el segundo de España.

A penas dos minutos después fue el mismo Torres quien consiguió su segundo gol, y Villa se estrenó en el minuto 38 llevándose el pulgar a la boca para dedicarle el gol a sus hijos. La primera parte finalizó con España ganando 4-0.

Recién empezada la segunda mitad, España llegó a la manita con la segunda "diana" de Villa quien finalizó con un "hacktrick", al anotar en el 68 su tercer tanto, igualando a Torres que lo había conseguido cinco minutos antes.

Sin embargo, minutos más tarde "el niño" consiguió su cuarta anotación de la noche, mientras que Silva finiquitó el abultado marcador, el décimo gol de la selección.

El árbitro añadió dos minutos de prórroga innecesarios debido a la gran ventaja en el marcador de la roja sobre Tahití.

Un emotivo final puso el broche a un partido impecable de la selección española. Tahití hizo un pasillo improvisado mostrando un respeto y admiración hacia la campeona mundial que en declaraciones del seleccionador español Vicente del Bosque “son los gestos buenos que favorecen el fútbol”.

“Hemos sido formales, ha sido un partido con mucha seriedad y de superioridad evidente”, dijo Del Bosque al final del encuentro.

El próximo domingo Tahití se enfrentará contra Uruguay y España lo hará frente a su similar de Nigeria.

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