Detroit -- Chrysler acordó abruptamente el martes sacar del mercado 2.7 millones de modelos viejos de Jeep, dando marcha atrás a una posición desafiante y evitando una posible pesadilla de relaciones públicas con respecto a tanques de combustible que pueden quebrarse y causar incendios en choques traseros.
Al decidir la salida del mercado de esos modelos, Chrysler eludió un enfrentamiento con reguladores de seguridad del gobierno que hubiera llevado a audiencias públicas con testigos brindando detalles de accidentes letales relacionados con los Jeeps. La disputa podría haber acabado en los tribunales, destruyendo tanto la imagen como las finanzas de la Chrysler.
La compañía afirma que llamadas de clientes preocupados por la seguridad de sus Jeeps jugó un papel en su decisión de atenerse a la petición del gobierno.
A principios del presente mes, la empresa automotriz denegó públicamente la petición del gobierno de sacar del mercado los modelos Jeep Grand Cherokee de los años 1993-2004 y los Jeep Liberty de los años 2002-2007.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico de Carreteras (NHTSA), la agencia que supervisa la seguridad de los vehículos, afirma que los tanques de combustibles de los Jeeps pueden quebrarse de ser golpeadas por detrás, derramando gasolina y provocando un incendio. NHTSA afirmó que una investigación de tres años mostró que 51 personas habían muerto en incendios provocados por choques en Jeeps con tanques de combustible colocados detrás del eje de las ruedas traseras.
Chrysler tenía hasta el martes para dar una respuesta formal a NHTSA.
Dos semanas atrás, Chrysler dijo que los vehículos no eran defectuosos, a pesar de declaraciones anteriores de NHTSA alegando lo contrario. La compañía volvió a atestiguar la seguridad de sus vehículos el martes.
Chrysler dijo que las concesionarias de automóviles inspeccionarían los vehículos e instalarían enganches para remolques con objeto de proteger el tanque de combustible. La compañía dijo que los vehículos que no tengan enganches los recibirán, así como aquellos cuyos enganches estén rotos o que tengan enganches que no sean de la Chrysler.
Chrysler Group LLC, propiedad mayoritaria de Fiat S.p.A de Italia, no quiso decir cuánto costarían los enganches, aunque ellos se venden por unos $200 en sitios de internet.
Erik Gordon, profesor de Leyes y Marketing de la Universidad de Michigan, dice que la Chrysler se dio cuenta de que iba rumbo a un desastre de relaciones públicas y decidió revertir su posición.
“Lo que sucedió es que se sorprendieron por la magnitud del escándalo. Ellos no quisieron enfrentar semejante desastre de relaciones públicas”, afirma Gordon.
Gordon dice que de todos modos la imagen de la Chrysler sufrirá un poco “porque parece como si ellos hubieran hecho lo correcto sólo porque se vieron obligados”.
Es probable que los ejecutivos de la Chrysler se hayan dado cuenta de que sus probabilidades de éxito eran escasas, debido a que los tribunales han dado plena libertad a las agencias regulatorias del gobierno, afirma David Kelly, ex administrador interino de NHTSA bajo el presidente George W. Bush.
“En Chrysler hay algunas personas muy inteligentes, y ellos probablemente consultaron su bola de cristal y no les pareció que esto iba a acabar como ellos querían”, dice Kelly. La empresa automotriz, afirma, se ha comprometido históricamente a garantizar la seguridad de sus clientes.
NHTSA dijo en un comunicado que estaba complacida con la decisión de la Chrysler. La agencia planea continuar investigando el tema y revisar la documentación de la salida del mercado de la Chrysler.
llama a revisión 2,7 millones de Jeeps
El grupo automovilístico Chrysler, controlado por Fiat, llamará a revisión a un total de 2,7 millones de vehículos de la marca Jeep, tras alcanzar un acuerdo con la Agencia para la Seguridad del Tráfico en Carretera de Estados Unidos (NHTSA por sus siglas en inglés).
A principios de este mes, Chrysler hizo públicas sus discrepancias con la NHTSA, a la que acusó de realizar "análisis incompletos", y se negó a llamar a revisión a estos vehículos, argumentando que "son seguros y no tiene defectos".
Tras el acuerdo entre las partes, Chrysler procederá a realizar una inspección visual de los vehículos y, en los casos en los que sea necesario, reforzará la estructura trasera para potenciar la seguridad ante posibles impactos a bajas velocidades
La revisión afecta a 2,7 millones de vehículos, correspondientes al modelo Jeep Grand Cherokee fabricado entre los años 1993 y 2004, y al Jeep Liberty producido entre 2002 y 2007. El riesgo identificado por la NHTSA tiene que ver con la seguridad del depósito de carburante en caso de colisión.
Con todo, Chrysler insiste en que sus análisis demuestran que sus vehículos no son defectuosos e incluso están entre los más seguros de su segmento. No obstante, la empresa admite que este asunto ha despertado preocupaciones entre sus clientes, por lo que tomará medidas adicionales para la total seguridad de los automóviles.
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